H e m e r o t e c a
  2003 - JUNIO - DIARIO DE CÁDIZ
 

R
ocío Jurado





"Amar y ser amado es el no va más de la felicidad"









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Volcada en un nuevo disco dedicado a México, la de Chipiona araña tiempo para su esposo y sus dos hijos adoptivos.

 «¿Que si Jose me ayuda en casa ? ¿Pero tú de qué vas? ¡Si es un torero!»



DIARIO DE CÁDIZ   -  8  JUNIO  2003  - 
MONTSERRAT LLUIS

Si existe un punto de interés turístico por el que Chipiona se conoce en todo el mundo, ése es Rocío Mohedano Jurado. En realidad, no es un punto. Son varios. Le han dado su nombre a una estatua, a una plaza, a una avenida, a un campo de golf Y no es para menos. Nunca antes en la historia del veraniego municipio gaditano, uno de sus 15.000 vecinos había puesto de pie a 22.000 personas en el Madison Square Garden de Nueva York. Tampoco ninguno había sido recibido por el presidente Ronald Reagan, ni elegido la Voz Femenina del Siglo XX por la crítica de la otra orilla atlántica.


Ese poderío y pasión que manan de sus cuerdas vocales son, sin embargo, sólo los rescoldos del volcán que mantiene en erupción desde hace 58 años la que Terenci Moix llamó 'bestia magnífica'. En la edad de vestir muñecas, con doce años, una jugada sucia del destino la dejó huérfana de padre y la puso a coser para su madre y sus hermanos. Cambió la escuela por una academia de confección. Y pasó hambre. Porque quiso. Siete días estuvo sin probar bocado como medida de presión para que la dejaran ser de cría lo que Pastora Imperio era de mayor: 'cantaora'.


Su abuelo acabó cediendo a la exigencia, y también 8.000 pesetas para que marchara a patalear a los tablaos de Madrid. La joven que se transmutaría en 'Paloma brava' tenía entonces trece años y, a los veinte, ya se la disputaban el cine y la música, España y América, corazones y revistas del corazón. Al séptimo arte le ha dado una docena de películas; a la canción española veintitantos discos; y al papel 'couché, dos matrimonios, un divorcio, una nulidad, un parto, sendas adopciones, el funeral de su ex marido y algún que otro desplante ganado a pulso en las urgencias de un hospital o en las terminales de Barajas.


Una salvedad, no obstante. La Jurado no es la que juega al escondite tras unas gafas de sol y guillotina micrófonos con las lunas de su Mercedes. Tampoco se parece demasiado a la que imitan Los Morancos. Es una señora -porque ese es el título que mejor le sienta- coqueta, sí, que aguanta estoica el roce de las sandalias hasta acabar la sesión fotográfica; pero que, cuando cree que sólo su peluquera la escucha, comenta que le da «mucha penita lo del avión» de los soldados muertos en Turquía, que prohíbe tajante que se hable a su alrededor mientras concede una entrevista en un hotel de lujo, que saluda de usted y con un beso de indiferencia a la periodista, pero que termina por llamarla «hija» y tratarla como tal, por confesarle cosas «de las que nunca había hablado» e invitarla a brindar con Moët Chandon por su nuevo disco, 'Yerbabuena y Nopal'. «'Pa' que se venda mucho».









-El álbum se llama como su finca de Sevilla. ¿Vive en 'Yerbabuena' la Rocío Jurado madre y esposa?

-¡Ya quisiera! Voy cuando puedo. Allí está la ganadera y la esposa del torero. Pero tengo poquísimo tiempo para ser ama de casa, aunque araño de donde encuentro.


-¿Le ayuda su marido en casa?

-¡Anda ya! ¿De qué vas? ¡Si es un torero! Ja, ja. ¿Sabes de lo que estás hablando? Para un torero, primero está el toro; luego, el campo con el toro; y después, la plaza con el toro. Jose es torero desde que se levanta hasta que se acuesta, y gracias a Dios que lo es. Le admiro mucho por eso, porque es muy torero.



Por hacer feliz a la pareja


-Tiene dos hijos de la edad de sus nietos. A los cincuenta y tantos, ¿tiene ganas de volver a ser madre?

-Sí. Cuando se está enamorada y deseas hacer feliz a quien tienes al lado, quieres lo que quiera él. Jose no había tenido hijos y los anhelaba. Ojalá los hubiese podido alumbrar yo, pero me puse un tratamiento y no me sentó bien.


-¿Se es mejor madre en la madurez?

-No lo sé. Para mí, la madre es lo más grande del mundo. Es muy importante que una mujer tenga sentimientos maternales. Y yo tengo muchos desde pequeña. Mis muñecas eran mis hijos.


-Sus dos hijos menores son nacidos en Colombia. ¿Han sufrido discriminación en España?

-No. Están totalmente integrados.


-¿Somos racistas los españoles?

-Una parte, sí. Posiblemente, los artistas lo seamos menos, porque cantamos para todo el mundo. En mi caso, hija, amo al ser humano porque es un ser humano.


-Pues a usted la persigue la prensa rosa, y no siempre con afecto.

-Los que se meten en la vida ajena es porque no tienen nada que hacer en la suya. Están tan frustrados que quieren destrozar a los demás. Eso me parece tremendo.


-¿Por qué los 'jurado' resultan tan interesantes a tanta gente?

-Le pasa a todo el que crece o significa algo. Yo, en cambio, me 'englorio' al ver que un compañero tiene éxito en algo por lo que ha luchado. Soy una gran admiradora de todas las personas que valen la pena.


-¿No le avergüenza que su vida sea un serial con capítulos semanales? Boda, accidente, divorcio

-Eso no lo hago yo. Es pesado, pero no hay más remedio que aguantar. No vas a estar siempre de bronca


-Y a los imitadores, ¿por qué les gusta tanto?

-Yo soy de Cádiz, donde se tiene ese doble sentido del humor, así que, cuando hay una parodia simpática de mi forma de cantar, la llevo muy bien. Me harto de reír. Incluso ha habido gente a la que le he mandado flores. Pero si una persona hace parodias grotescas para rebajar y descalificar, sobre todo, cuando se mete en tu intimidad y te hace vivir situaciones que nunca has vivido, eso no me gusta.


-¿Qué opina de Carlos Latre?

-Que es un magnífico artista.







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Lectora incansable


-¿Cree que podría vivir sin salir en las revistas?

-Sííí. Ja, ja. ¡Y tanto que podría!


-¿Le merecen credibilidad?

-En el mundo de la prensa, hay gente magnífica. Para dos o tres que arman bulla, no criticaré a todos.


-¿A usted le importa que Isabel Preysler vaya al dentista?

-No. Lo que me interesa es que la gente sea feliz. Cuando lo somos, estamos tan a gusto, que no tenemos ganas de meternos con nadie. Por eso me gustaría que todo el mundo fuera feliz, que todo el mundo amara y fuera amado. Eso es el no va más de la felicidad. Lo que sea chisme gratuito, lo siento, pero no contará con mi audiencia.


-¿Qué lee usted?

-De todo. Soy una lectora incansable desde muy pequeña. Cuando llegué a Madrid, lo primero que pedí fueron las obras completas de García Lorca, que estaban prohibidas. Desde novelas, ensayos, teatro, biografías todo me importa. Estoy leyendo la Historia de Francia desde San Luis hasta nuestro tiempo. Y son siete tomos. Si ves un libro interesante, dalo por seguro: lo tiene la Jurado.


-¿Les narra cuentos a sus hijos?

-Sí, y les leo libros para niños. Ahora estoy con 'Diabluras y angelerías'. Son poemitas y les he pedido que cada uno se aprenda uno y me lo recite por mi santo.


-Usted también escribe.

-Sí, pero para mí. Son reflexiones, letras flamencas, poemas, algún soneto muy cogidito con pinzas. Son escritos cortos con los que puedes decir mucho, y la verdad es que me salen cosas muy bonitas.


-¿Las ha leído alguien?

-Gente muy mía: mi hermano, mi hermana, alguna amiga, Jose Pero no quiero que se conozcan. Las hago porque las necesito yo. Soy exhibicionista de mi voz, pero esos sentimientos tan sentidos los quiero guardar para mí.


-Pero de ordinario no oculta demasiado sus emociones. Enseguida se le escapa la lagrimita

-Sí las oculto. Soy expresiva, pero hay cosas que consigo guardarme para mí, aunque me cueste. Sobre todo, las que no son agradables. Prefiero que se conozca lo bonito.


-Algunas folclóricas arrastran fama de exageradas.

-Porque las canciones de copla intentan explicar en dos minutos toda una historia tremenda. Hay personas que sienten de otra manera y lo toman como una exageración, pero son situaciones reales.








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Hombres «superhéroes»


-¿Es cierto que estuvo en otra vida?

-Estuve en estado de coma nueve horas y media y, en ese tiempo, tuve una vivencia fuera de mi cuerpo. Es verdad, pero no me gusta hablar porque es tan mío y tan íntimo que no quiero exteriorizarlo.


-¿De no haber obtenido la nulidad de su primer matrimonio, nunca se habría sentido en paz con Dios?

-Sí, hombre, pero era una formalidad para volverme a casar por la Iglesia. Jose quería. Debe ser así cuando existen esos principios
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-¿No le pide que deje los ruedos?

-Nunca se lo pediré porque es una cosa muy personal de él.


-Y si le dijera que abandona si usted deja la música, ¿aceptaría el trato?

-Tampoco. Es bastante listo en eso y no creo que me lo pida; sabe que lo mismo que para él el mundo del toro es tan importante, para mí lo es el de la música.


-En un tema de su nuevo disco recita: 'Toro bravo, asesino, ojalá te lleve el diablo'. ¿Qué opina de ellos?

-No lo digo yo. Lo dice la canción. Ja, ja. La fiesta de los toros me encanta y el mundo del toro en el campo me subyuga. No pensaba que me gustaría tantísimo, pero es increíble ver al toro nacer y crecer.


-Le gustan los hombres con carácter: un boxeador, un torero

-Ja, ja. Sí son dos profesiones fuertes, pero es casualidad. A Pedro lo conocí toreando, precisamente. Ya estaba retirado del 'ring' y era un hombre muy pacífico, aunque ha sido uno de los más grandes del boxeo de este país. Y a Jose lo conocí en el médico. Me miró, lo miré y me enamoré. No lo había visto torear, pero me enamoré. Nunca he buscado a un hombre para nada, y menos porque fuera superhéroe.


-¿Para cuándo su adiós musical?

-Sólo Dios lo sabe.














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